Hace unos días una antigua alumna colgaba en Facebook el siguiente post: "¿Puede un libro cabrearte?" Mi respuesta fue rápida: por supuesto, están para suscitar en nosotros cualquier emoción, incluso la rabia.
El libro del que voy a hablaros trata precisamente de eso, de emociones, de cómo gestionar uno de los trances más duros en la vida de un niño, en la de cualquier persona. Aunque desde el primer momento sabes lo que va a ocurrir, la inevitable tragedia, no puedes dejar de leerlo, te atrapa, te agarra el corazón y así te mantiene en todo momento. Te muestra cómo la mente humana crea monstruos para enfrentar la realidad, para no ver y no asumir lo que no queremos, lo que no podemos afrontar. Y quizás el peor monstruo de todos sea la culpabilidad, ese peso que nos echamos encima y que, en ocasiones, como ocurre en el libro, es infundado, y surge de un deseo de liberación, en suma del hecho de que somos humanos.
No es el mejor libro que me haya leído, pero sí uno de los que más me ha conmovido. En cuanto a la peli, me ha gustado, pero debo añadir que en muchos casos, y este no iba a ser menos, las imágenes no valen más que las palabras.
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